Una mente entrenada es mejor que cualquier guión
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Ah "¡dime qué hacer!" Cuántas veces me he dicho esas palabras, gritado fuerte al cielo, esperando que alguien lo escuche... muchas veces en el auto, golpeando el volante, agitando el puño, cuando no tenía una dirección de que hacer con mi vida.
El silencio ensordecedor me frustró, me enfureció. Quería culpar a alguien, a algo y lo cargaré con mi familia, incluso con mi pobre perro.
Hice esto e hice aquello, esperando que mis esfuerzos me dieran los resultados que quería y exigía en la fuente invisible "ahí lo hice, ahora dame lo que quiero... ¡y quería eso ahora!
Mientras tanto, sin saberlo en ese momento, mi poder superior me estaba preparando para algo mejor. Volví a la formación básica, formándome en la escuela de la vida... cómo adaptarme a cualquier circunstancia.
Aprendí a adaptarme a cualquier cosa que me deparara la vida, a ser flexible como un bailarín del limbo. A medida que el listón bajaba cada vez más, pude adaptarme a los altibajos de mi vida. Allí encontré la guía y la dirección para cambiar mi vida.
La capacidad de adaptarme, de ser como el agua, me llevó, no sin muchas rabietas, hasta donde estoy hoy. Puedo hacer planes para el futuro y hacer todo lo posible para lograrlos, pero aprendí a "esperar siempre lo inesperado" y a estar preparado para adaptarme, ajustar mis velas y la dirección de mi vida.
Y, como dice Mike Tyson aquí, los planes duran sólo hasta que te golpean en la cara... así que adáptate a cualquier circunstancia y serás mucho mejor que ceñirte y estar a merced de tu guión original.